miércoles, 30 de mayo de 2012

Contenido General de la Biblia (1ra. Parte)


Los libros del Antiguo Testamento

Como hemos notado previamente, los 66 libros de la Biblia se dividen en Antiguo y Nuevo Testamentos. Se puede dividir a los 39 libros del Antiguo Testamento en cuatro grupos. Se coloca en el mismo grupo a los libros con la misma clase de escritura. De este modo, y salvo algunas excepciones, el tipo de literatura en cada grupo es el mismo. Los cuatro grupos son: LEY, HISTORIA, POESIA y los PROFETAS.

Hay cinco libros de LEY: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Los judíos llamaban torah (ley o instrucción) a esta primera división en su Biblia hebrea.
El Génesis contiene mucha instrucción en relación al trato de Dios con Israel, pero tiene pocos pasajes que puedan ser señalados estrictamente como ley o con reglas específicas para la vida. Los otros cuatro libros contienen muchas leyes que definen las responsabilidades del hombre para con Dios. Todos estos libros contienen algo de historia: Génesis es primordialmente histórico, mientras Levítico es el que contiene menos material histórico. Estos libros han sido atribuidos tradicionalmente a Moisés y fueron los primeros en ser reconocidos como divinamente inspirados, y por lo tanto autoritativos. Génesis 1-11 proporciona el relato de la creación, la caída del hombre en el pecado y la multiplicación de la humanidad hasta el tiempo de Abraham. Génesis 12-50 ofrece una historia más específica, presentando los eventos de la vida de Abraham y sus descendientes en Canaán y Egipto.

Éxodo describe la liberación de los israelitas de la esclavitud en Egipto, su viaje hasta el monte Sinaí, y la recepción de la Ley e instrucciones para el tabernáculo.

Levítico es una colección de decretos, que constituyen la base legal para la organización civil y religiosa de Israel.

Números  presenta los cuarenta años de Israel vagando por el desierto y la preparación para entrar en Canaán.

Deuteronomio  significa  “la segunda ley”. Muestra a Moisés repasando todas las leyes que Dios había dado a Israel antes de su entrada en Canaán.

Hay doce libros de HISTORIA en nuestra Biblia. La Biblia judía en hebreo combina algunos de los libros y es así que ésta contiene 24 libros en lugar de 39. Ellos clasifican 6 de nuestros libros históricos como “Los Profetas Anteriores”. De esos seis, combinan 1 y 2 Samuel como un libro, y también 1 y 2 Reyes. Los Profetas Anteriores de la Biblia judía incluyen a Josué, Jueces, Samuel y Reyes.
Los doce libros de historia en nuestra Biblia registran los eventos de la vida de Israel desde su entrada en la tierra de Canaán (1290 a. de J.C.) hasta alrededor del año 400 a. de J.C. en el período persa.

Josué describe la ocupación de la tierra prometida a Abraham y sus  descendientes.

Jueces describe los tiempos difíciles en Israel antes de que el pueblo tuviera un rey y un gobierno centralizado. Funcionaban en grupos tribales, y les unía únicamente el liderazgo de un juez durante los tiempos de peligro y aflicción por los invasores de los pueblos vecinos.

Rut  presenta  un  hermoso relato de lealtad y amor y está colocado históricamente en el tiempo de los Jueces.

1 y 2 Samuel registran el período de transición desde el gobierno tribal hasta la monarquía con un fuerte poder centralizado.

1  y  2 Reyes  describen  la  división  de  la  monarquía  y la consiguiente declinación de los Reinos del Norte y del Sur. Sus historias finalizan poco después de la caída de Jerusalén en el 587 a. de J.C.

1 y 2 Crónicas repiten la historia de los israelitas hasta el tiempo de restauración por medio de Ciro, rey de Persia, en el 538 a. de J.C. El  escritor de Crónicas presenta la historia desde una perspectiva teológica diferente.

Esdras y Nehemías continúan la historia desde el regreso de los primeros judíos en la época de Ciro hasta alrededor del 400 a. de J.C.

Ester demuestra un fuerte nacionalismo y está colocado históricamente en el período persa. Es una demostración del éxito de los judíos sobre sus amos persas.

Hay cinco libros de POESIA. Estos libros son también descritos como “Literatura de Sabiduría”, porque tratan con el problema de la vida y su significado.

Job desafía la creencia tan expandida de que el justo siempre prospera y que el sufrimiento es indicación de una vida pecaminosa.

Salmos es un libro de canto, conteniendo muchas expresiones de fe. Muchos de los Salmos expresan la creencia de que guardar la Ley traerá bendiciones y que la confianza en Jehová asegura la protección de los enemigos.

Proverbios es una colección de dichos sabios referidos a distintas áreas de la vida personal y familiar.

Eclesiastés es un sermón que trata el tema de cómo aprovechar al máximo la vida.

Cantar de los Cantares es un canto de amor, y su interpretación  continúa siendo motivo de debate entre los eruditos.

Hay diecisiete libros de PROFETAS, los cuales son divididos en Profetas Mayores y Menores. Hay cinco libros de los Profetas Mayores: Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Ezequiel y Daniel. Fueron escritos por cuatro profetas, dado que Lamentaciones se atribuye a Jeremías. En su Biblia hebrea los judíos no incluyen a Daniel entre “Los Profetas”. Lo colocan en la tercera sección de su Biblia llamada “Los Escritos”. Ellos agrupan a los doce Profetas Menores en un libro llamado “El Libro de los Doce”.
La segunda división de los Profetas en nuestra Biblia, los Profetas Menores, contiene 12 libros: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías.


Nota: Tomado de LA BIBLIA Y SU INTERPRETACION POR WELDON E. VIERTEL

Contenido General de la Biblia (2da. Parte)


Los libros del Nuevo Testamento

Los 27 libros del Nuevo Testamento se dividen también en cuatro grupos:

Los Evangelios (4 libros)
Los Hechos (1 libro)
Las Epístolas (21 libros)
La Revelación o Apocalipsis (1 libro)

Hay también cuatro grupos literarios:

Biografía
Historia
Cartas
Profecía

Los cuatro Evangelios presentan los eventos del ministerio de Jesús quien vino a la tierra a establecer el reino de Dios. Su muerte fue esencial para capacitar al hombre para ser ciudadano del reino al quitar su pecado. Su resurrección fue esencial para asegurar a los ciudadanos del reino que tendrían la victoria sobre la muerte. Los primeros tres Evangelios--Mateo, Marcos y Lucas--presentan la vida de Jesús desde la misma perspectiva; es por ello que han sido llamados Evangelios Sinópticos, “una mirada juntos”. Juan presenta la vida de Cristo desde una perspectiva diferente.

Los Hechos es un libro único del Nuevo Testamento, y su característica principal es la de ser una historia de la iglesia primitiva. Sin embargo, también contiene muchas verdades teológicas. Una de las verdades teológicas más grandes de Los Hechos es que el Evangelio no puede estar limitado a una nación por el nacionalismo judío. Jesucristo es el Señor de todas las naciones.

Se han atribuido a Pablo trece Epístolas. Cuando no podía visitarlas, le era necesario escribir cartas a las iglesias que había establecido. Unas pocas de esas cartas están dirigidas a individuos. Las cartas contienen grandes verdades teológicas que ayudaron a los gentiles a comprender el significado de la vida en Cristo, la naturaleza de la salvación y los requerimientos de la vida cristiana. Las Epístolas Paulinas son: Romanos, 1 y 2 Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 y 2 Tesalonicenses, 1 y 2 Timoteo, Tito y Filemón. 1 y 2 Tesalonicenses, en razón de sus varias referencias al regreso de Cristo, son llamadas Epístolas Escatológicas. Romanos y Gálatas a veces son llamadas Epístolas Soteriológicas por su énfasis en la doctrina de la salvación. 1 y 2 Corintios tratan varios problemas surgidos en aquella iglesia y pueden ser llamadas con propiedad Epístolas Eclesiásticas. Las Epístolas de Efesios, Colosenses, Filemón y Filipenses fueron escritas durante la primera prisión en Roma, y a menudo se las designa como las Epístolas de Prisión. Hacia el fin de su vida Pablo escribió instrucciones para dos pastores jóvenes, Timoteo y Tito. Las tres cartas son conocidas como Epístolas Pastorales.

Hay ocho Epístolas Generales. Se aplica esta designación a aquellas cartas que no son dirigidas a una iglesia específica. Muchos eruditos opinan que Pablo es también el autor de Hebreos. Otros creen que fue escrita por Apolo o Bernabé; se la ubica como una Epístola General junto a Santiago, 1 y 2 Pedro, 1, 2 y 3 Juan y Judas.

Apocalipsis fue escrito para dar una esperanza de victoria  a los cristianos perseguidos. Enfatiza que Jesucristo será victorioso sobre sus enemigos y que su triunfo final llegará con su regreso a la tierra. El título del libro enfatiza que se darán a conocer las verdades que estaban hasta entonces escondidas o eran desconocidas.

Nota: Tomado de LA BIBLIA Y SU INTERPRETACION POR WELDON E. VIERTEL

¿Cuál es el mensaje principal de la Biblia?



Contrario a lo que algunos piensan, el mensaje de la Biblia no es simplemente, “Sea Bueno”, o “Dios te ama”, o “Jesús es nuestro modelo de amor”. El mensaje central de la Biblia es la salvación en Jesucristo. El hombre es pecador y necesita liberación del pecado y de sus consecuencias. Esa liberación viene a través de Jesucristo.
Podemos explicar el contenido de la Biblia de acuerdo con el tema del Reino de Dios.  El Antiguo Testamento comienza con la creación del mundo y el mandato a desarrollar una sociedad que vive conforme a la voluntad de Dios (Génesis 1:28). Podríamos llamar a esta sociedad el Reino de Dios, porque Dios estaría reinando plenamente en ella. No obstante, el pecado destruye la armonía original y corrompe la sociedad, impidiendo el desarrollo del Reino.  El Gran Diluvio y la Torre de Babel demuestran la profundidad de esta maldad y la necesidad de salvación.
El resto del Antiguo Testamento nos presenta el Reino de Dios en una forma temporal y provisoria, a través de la nación de Israel. Israel debía ser un ejemplo de lo que Dios quería de toda la sociedad. Pero de nuevo el pecado impidió que esto fuera así.  Israel fue una mera sombra del Reino de Dios. Fue como un “ensayo,” por decirlo así, del verdadero Reino Eterno que establecería  Jesús.
La historia del Antiguo Testamento destaca la necesidad del Rey Verdadero, Cristo Jesús.  El Reino de Dios no pudo ser establecido sin resolver el problema del pecado y sus efectos.  El hombre necesita ser reconciliado con Dios y liberado del dominio del pecado, antes de que pueda desarrollar una sociedad que vive de acuerdo con los principios de Dios. 
Por esta razón, Jesús vino a vivir una vida perfecta, a morir en la cruz por nuestros pecados, y a resucitar de entre los muertos. Jesús nos salva del pecado y de sus consecuencias, restaurando nuestra relación con Dios y con nuestro prójimo. Cada persona que coloca su fe personalmente en Él comienza a participar en su Reino. Este plan de la salvación es el mensaje central de la Biblia. Todos los daños causados por la caída del hombre son restaurados en Cristo.
 “Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz”. (Colosenses 1:19,20)

Libro de Génesis


Autor: El autor del Libro del Génesis no está identificado. Tradicionalmente, siempre se asumió que Moisés fue su autor. No hay una razón concluyente para negar la autoría mosaica de Génesis.

Fecha de su Escritura: El Libro de Génesis no declara cuándo fue escrito. La fecha de su autoría es aproximadamente entre el 1440 y 1400 a.C.; entre el tiempo en que Moisés condujo a los israelitas fuera de Egipto y su muerte.

Propósito de la Escritura: Génesis significa «principio».Al Libro de Génesis algunas veces se le ha llamado el “semillero” de toda la Biblia. La mayoría de las principales doctrinas en la Biblia son introducidas en forma de “semilla” en el Libro de Génesis. Junto con la caída del hombre, también está registrada la promesa de Dios para la salvación y redención (Génesis 3:15). Las doctrinas de la creación, la imputación del pecado, la justificación, expiación, depravación, ira, gracia, soberanía, responsabilidad, y mucho más está descrito en este libro de los orígenes llamado Génesis.

Muchas de las grandes preguntas de la vida están respondidas en Génesis. [1] ¿De dónde vengo? (Dios nos creó – Génesis 1:1) [2] ¿Por qué estoy aquí? (estamos aquí para tener una relación con Dios – Génesis 15:6) [3] ¿Dónde voy? (tenemos un destino después de la muerte – Génesis 25:8). Génesis es de gran interés para el científico, el historiador, el teólogo, el ama de casa, el granjero, el viajero, y el hombre y la mujer de Dios. Es el punto de partida apropiado para la historia de Dios de Su plan para la raza humana, la Biblia.

Versos Clave: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” (Génesis 1:1)

“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” (Génesis 3:15).

“Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” (Génesis 12:2-3)

“Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.” (Génesis 50:20)

Breve Resumen: Encontramos en este libro la historia de siete destacados personajes:
1.   En Adán se ven lecciones de vida y muerte. Es una figura de Cristo, puesto que los dos son cabezas de raza; pero hay un contraste entre ellos por el hecho de que Adán murió, mientras que Cristo es una Cabeza viviente.
2.      Enoc nos enseña acerca de la marcha y del traslado de los creyentes. Caminó con Dios, y “por fe Enoc fue trasladado” (Hebreos 11:5; VM). Prefigura a los creyentes que serán arrebatados en la venida del Señor.
3.   La vida de Noé ilustra las obras y la salvación. Sus obras fueron obras de fe. Fue salvado a través del diluvio para entrar en un mundo nuevo. Es una figura de los creyentes que serán salvados a través de la gran tribulación e introducidos en la nueva tierra en la cual Cristo reinará mil años.
4.     Abraham nos habla de fe y separación. Su altar habla de la fe; su tienda, de la separación. Llegó a ser peregrino por llamamiento de Dios.
5. Isaac hace resaltar los principios de sumisión y perseverancia, porque, en general, su vida fue una vida de obediencia y de conformidad a la voluntad de Dios.
6.     Jacob ilustra la disciplina y la previsión. En su relación con Jacob, Dios lo llevó a someterse y a que fuese un adorador mientras se acercaba su muerte.
7.     José conoció en su vida el sufrimiento pero también la gloria. Ofrece aún hoy un precioso ejemplo para la fe de los creyentes.

El Libro de Génesis puede ser dividido en dos secciones: La Historia Primitiva y la Historia Patriarcal. La Historia Primitiva registra: [1] la Creación (Génesis capítulos 1-2); [2] la Caída del hombre (Génesis 3-5); [3] el Diluvio (Génesis capítulos 6-9); y [4] la Dispersión (Génesis capítulos 10-11). La Historia Patriarcal registra las vidas de cuatro grandes hombres: [1] Abraham (Génesis capítulos 10-11); [2] Isaac (Génesis 21:1 al 35:29); [3] Jacob (Génesis 25:21 al 50:14); y [4] José (Génesis 30:22 al 50:26).

Dios creó un universo que era bueno y libre de pecado. Dios creó a la humanidad para tener una relación personal con Él. Adán y Eva pecaron y por ello trajeron la maldad y la muerte al mundo. La maldad se incrementó constantemente en el mundo hasta que solamente quedó una familia en la que Dios encontró algo bueno. Dios envió el Diluvio para acabar con el mal, pero salvó a Noé y su familia junto con los animales en el Arca. Después del Diluvio, la humanidad comenzó nuevamente a multiplicarse y se extendió por todo el mundo.

Dios eligió a Abraham, a través de quien Él formaría un pueblo elegido y eventualmente al Mesías prometido. El linaje elegido pasó a Isaac el hijo de Abraham, y luego a Jacob, el hijo de Isaac. Dios cambió el nombre de Jacob al de Israel, y sus doce hijos se convirtieron en los ancestros de las doce tribus de Israel. En Su soberanía, Dios hizo que José el hijo de Jacob fuera enviado a Egipto debido a las despreciables acciones de sus hermanos. Este hecho, previsto para su mal por sus hermanos, estaba destinado por Dios para bien, y eventualmente dio como resultado que José, quien había adquirido gran poder en Egipto, salvara a Jacob y su familia de una hambruna devastadora.

Referencias Proféticas: Muchos temas del Nuevo Testamento tienen sus raíces en Génesis. Jesucristo es la Simiente de la mujer que destruiría el poder de Satanás (Génesis 3:15). En cuanto a José, el plan de Dios para el bien de la humanidad a través del sacrificio de Su Hijo, fue destinado para bien, aunque aquellos que crucificaron a Jesús lo hicieron por maldad. Noé y su familia son los primeros de muchos remanentes descritos en la Biblia. A pesar de las adversidades y las difíciles circunstancias, Dios siempre preserva para Sí Mismo a un remanente fiel. El remanente de los israelitas regresó a Jerusalén después de la cautividad en Babilonia; Dios preservó a un remanente a través de todas las persecuciones descritas en Isaías y Jeremías, un remanente de 7000 sacerdotes fue escondido de la ira de Jezabel; Dios promete que un día, un remanente de judíos se convertirá a su verdadero Mesías (Romanos 11). La fe manifestada por Abraham sería el don de Dios y la base de la salvación tanto de judíos como de gentiles (Efesios 2:8-9; Hebreos 11).

Aplicación Práctica: El tema predominante de Génesis, es la existencia eterna de Dios y Su creación del mundo. No hay esfuerzo por parte del autor, de defender la existencia de Dios; él simplemente declara que Dios es, siempre ha sido, y siempre será, todopoderoso sobre todas las cosas. De la misma manera, tenemos confianza en las verdades de Génesis, a pesar de los alegatos de aquellos que las negarían. Toda la gente, sin importar la cultura, nacionalidad o lenguaje, es responsable ante el Creador. A causa del pecado, introducido al mundo en la Caída, fuimos separados de Él. Pero a través de una pequeña nación, Israel, el plan de Dios para la redención de la raza humana fue revelado y puesto a disposición de todos. Nos regocijamos en ese plan.

Dios creó el universo, la tierra y todo ser viviente. Podemos confiar en Él, para manejar las preocupaciones de nuestras vidas. Dios puede tomar una situación sin esperanza de solución (p. ej. la falta de hijos de Abraham y Sara), y hacer cosas asombrosas si simplemente confiamos y obedecemos. Cosas terribles e injustas suceden en nuestras vidas, como con José, pero Dios siempre traerá un mayor bien, si tenemos fe en Él y en Su plan soberano. “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”(Romanos 8:28).



Libro de Éxodo


Autor: Moisés fue el autor del Libro de Éxodo (Éxodo 17:14; 24:4-7; 34:27).

Fecha de su Escritura: El Libro de Éxodo fue escrito entre el 1440 y 1400 a.C.

Propósito de la Escritura: La palabra “éxodo” significa salida. En el tiempo de Dios, el éxodo de los israelitas de Egipto, marcó el final de un período de opresión para los descendientes de Abraham (Génesis 15:13), y el principio del cumplimiento del pacto de la promesa hecha a Abraham, de que sus descendientes no solo habitarían en la Tierra Prometida, sino también se multiplicarían y llegarían a ser una gran nación (Génesis 12:1-3, 7). El propósito del libro puede ser expresado como un seguimiento desde el rápido crecimiento de los descendientes de Jacob en Egipto, hasta el establecimiento de la nación teocrática en su Tierra Prometida.

Versos Clave: “Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José” (Éxodo 1:8)

“Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios. (Éxodo 2:24-25)

“Es la víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró.” (Éxodo 12:27)

“Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí.” (Éxodo 20:2-3)

Breve Resumen: Éxodo comienza donde se queda Génesis, mientras Dios trata con Su pueblo elegido, el judío. Éxodo sigue los eventos desde el tiempo en que Israel entra en Egipto como invitados de José, quien era un personaje poderoso en Egipto, hasta que ellos fueron eventualmente liberados de la cruel esclavitud a la cual habían sido llevador por “…un nuevo rey que no conocía a José” (Éxodo 1:8)

Los capítulos 1-14 describen las condiciones de opresión de los judíos bajo el gobierno del faraón, el surgimiento de Moisés como su libertador, las plagas traídas por Dios sobre Egipto a causa de la negativa de su líder de someterse a Él, y la salida de Egipto. La soberana y poderosa mano de Dios es apreciada en los milagros de las plagas – terminando con la plaga de la muerte de los unigénitos y la institución de la primera Pascua – la liberación de los israelitas, su paso por el Mar Rojo, y la destrucción del ejército egipcio.

La parte central de Éxodo es dedicada al peregrinaje en el desierto y la milagrosa provisión de Dios para Su pueblo. Pero aunque Él les dio pan del cielo, agua dulce de la amarga, agua de la roca, victoria sobre aquellos que los hubieran destruido, Su Ley escrita en tablas de piedra por Su propia mano, y Su presencia en forma de columnas de fuego y nube, la gente continuamente murmuraba y se rebelaba contra Él.

La última tercera parte del libro, describe la construcción del Arca del Pacto y el plan para el Tabernáculo con sus variados sacrificios, altares, mobiliario, ceremonias y formas de adoración.

Referencias Proféticas: Los numerosos sacrificios requeridos a los israelitas eran una ilustración del sacrificio supremo, la Pascua del Cordero de Dios, Jesucristo. En la noche de la última plaga en Egipto, se sacrificó a un cordero sin defecto y su sangre se aplicó en los dos postes y el dintel de las puertas en las casas del pueblo de Dios, protegiéndolos del ángel de la muerte. Esto prefiguraba a Jesús, el Cordero de Dios sin mancha y sin contaminación (1 Pedro 1:19), cuya sangre aplicada en nosotros, nos asegura la vida eterna. Entre las presentaciones simbólicas de Cristo en el libro de Éxodo está el relato del agua que sale de la roca en Éxodo 17:6. Así como Moisés golpeó la roca para proporcionar el agua de vida para que bebiera la gente, así Dios golpeó la Roca para nuestra salvación, crucificando a Cristo por nuestro pecado, y de la Roca salió el don del agua viva (Juan 4:10). La provisión del maná en el desierto es un cuadro perfecto de Cristo, el Pan de Vida (Juan 6:48), provisto por Dios para darnos vida.

Aplicación Práctica: La Ley Mosaica fue dada en parte para mostrar al ser humano que era incapaz de guardarla. Somos incapaces de agradar a Dios por medio del cumplimiento de la ley; por tanto, Pablo nos exhorta a “poner nuestra fe en Jesucristo, para que podamos ser justificados por la fe en Cristo y no por la observancia de la ley, porque por las obras de la ley, ninguno será justificado” (Gálatas 2:16).

La provisión de Dios para los israelitas, desde su liberación de la cautividad hasta el maná y las codornices en el desierto, son claras indicaciones de Su provisión por gracia para Su pueblo. Dios ha prometido cubrir todas nuestras necesidades. “Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.” (1 Corintios 1:9).

Debemos confiar en el Señor, porque Él puede librarnos de todo. Pero Dios no permite que el pecado quede impune para siempre. Como resultado, podemos confiar en Su retribución y justicia. Cuando Dios nos libra de una mala situación, debemos procurar no regresar. Cuando Dios nos demanda algo, Él espera que lo cumplamos, pero al mismo tiempo Él nos da la gracia y misericordia porque Él sabe que por nosotros mismos, jamás podremos ser capaces de obedecer plenamente.



Libro de Levítico

Autor: Moisés fue el autor del Libro de Levítico.

Fecha de su Escritura: El Libro de Levítico fue escrito entre el 1440 y 1400 a.C. Levítico deriva de Leví, que significa «unido».

Propósito de la Escritura: En razón de que los israelitas habían estado en cautiverio en Egipto por 400 años, el concepto de Dios había sido distorsionado por el politeísmo y paganismo de los egipcios. El propósito de Levítico es proveer la instrucción y las leyes para guiar a un pecaminoso y aún así redimido pueblo en su relación con un Dios santo. Hay un énfasis en Levítico sobre la necesidad de una santidad personal en respuesta a la santidad de Dios. El pecado debe ser expiado a través de la ofrenda de sacrificios adecuados (capítulos 8-10). Otros temas cubiertos en el libro, son las dietas (alimentos puros e impuros), los partos, y enfermedades que son cuidadosamente reguladas (capítulos 11-15). El capítulo 16 describe el Día de la Expiación cuando se ofrecía un sacrificio anual por el pecado acumulado del pueblo. Además, el pueblo de Dios debía ser sobrio en su vida personal, moral y social, en contraste con las entonces acostumbradas prácticas de los paganos a su alrededor (capítulos 17-22).

Versos Clave: “Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya.” (Levítico 1:4).

“Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.” (Levítico 17:11).

“No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.” (Levítico 19:18).

Breve Resumen: Los capítulos 1-7 explican las ofrendas requeridas tanto del laico, como del sacerdote. Los capítulos 8-10 describen la consagración de Aarón y sus hijos para el sacerdocio. Los capítulos 11-16 son prescripciones para varios tipos de inmundicia. Los 10 capítulos finales tratan de la guía de Dios a Su pueblo para una santidad práctica. Varias fiestas fueron instituidas en la adoración del pueblo a Jehová Dios, convocadas y practicadas de acuerdo a las leyes de Dios. Las bendiciones y maldiciones acompañarían a quienes guardaran o transgredieran los mandamientos de Dios (capítulo 26). Los votos al Señor se mencionan en el capítulo 27.

El tema principal de Levítico es la santidad. La demanda de Dios por la santidad de Su pueblo está basada en la santidad de Su propia naturaleza. Un tema correspondiente es el de la expiación. La santidad debe ser mantenida ante Dios, y la santidad solo puede ser obtenida a través de una adecuada expiación.

Referencias Proféticas: Muchas de las prácticas en los rituales de adoración, ilustran de muchas formas la persona y la obra de nuestro Salvador, el Señor Jesucristo. Hebreos 10 nos dice que la Ley Mosaica era “sólo una sombra de los bienes venideros” por lo que significa que los diarios sacrificios ofrecidos por los sacerdotes por los pecados del pueblo, eran una representación del Sacrificio absoluto – Jesucristo, cuyo sacrificio fue hecho una vez y para siempre por aquellos que creyeran en Él. La santidad impartida temporalmente por la Ley, un día sería reemplazada por la obtención de la santidad absoluta cuando los cristianos cambian su pecado por la justicia de Cristo (2 Corintios 5:21).

Aplicación Práctica: Dios toma muy en serio Su santidad, y también debemos hacerlo nosotros. La tendencia en la iglesia postmodernista es crear un Dios a nuestra imagen, dándole los tributos que nos gustaría que tuviera, en lugar de los que describe Su Palabra. La santidad absoluta de Dios, Su trascendente esplendor y Su “luz inaccesible” (1 Timoteo 6:16) son conceptos extraños para muchos cristianos. Somos llamados a caminar en la Luz y apartar las tinieblas en nuestras vidas, para que podamos ser agradables a Su vista. Un Dios santo no puede tolerar el cínico y flagrante pecado en Su pueblo y Su santidad exige que sea castigado. No nos atrevamos a adoptar una actitud frívola respecto al pecado o al odio de Dios hacia él, tampoco debemos, de ninguna manera verlo con ligereza.

Alaba a Dios, porque por la muerte de Jesús por nosotros, ya no tenemos que ofrecer sacrificios de animales. Todo el tema de Levítico es sobre la sustitución. La muerte de los animales era un castigo sustitutivo por aquellos que habían pecado. De la misma manera, pero de forma infinitamente mejor, el sacrificio de Jesús en la cruz fue el pago sustitutivo por nuestros pecados. Ahora podemos comparecer sin temor ante un Dios de santidad absoluta, porque Él ve en nosotros la justicia de Cristo.

Libro de Números


Autor: Moisés fue el autor del Libro de Números.

Fecha de su Escritura: El Libro de Números fue escrito entre el 1440 y 1400 a.C.

Propósito de la Escritura: El mensaje del Libro de Números es universal y eterno. Les recuerda a los creyentes la guerra espiritual en la cual se han comprometido, porque Números es el libro del servicio y caminar del pueblo de Dios. El Libro de Números es esencialmente un puente entre los israelitas recibiendo la Ley (Éxodo y Levítico), y su preparación para entrar a la Tierra Prometida (Deuteronomio y Josué).

Este libro presenta el censo y el ordenamiento de Israel en su marcha a través del desierto. Dios les dio instrucciones para el servicio y la guerra, mientras iban de camino a la tierra de Canaán. Dios atribuyó a cada uno un lugar particular, según a cuál de las doce tribus perteneciera. Los de las familias de la tribu de Leví —los coatitas, los gersonitas y los meraritas— ayudaban a los sacerdotes en el servicio del tabernáculo.

Versos Clave: “Como lo mandó Jehová por medio de Moisés fueron contados, cada uno según su oficio y según su cargo; los cuales contó él, como le fue mandado” (Números 4:49).

“Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.” (Números 6:24-26).

“Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?” (Números 12:6-8).

“Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun. Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por presa, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis. En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto. Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto. Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo.” (Números 14:30-34).

Breve Resumen: La mayoría de los eventos del Libro de Números tienen lugar en el desierto, principalmente entre el segundo y cuarentavo años del peregrinar de los israelitas. Los primeros 25 capítulos del libro, registran las experiencias de la primera generación de Israel en el desierto, mientras que el resto del libro describe las experiencias de la segunda generación. El tema de la obediencia y la rebelión seguida por el arrepentimiento y las bendiciones, corre a través de todo el libro, así como en todo el Antiguo Testamento.

El tema de la santidad de Dios es continuado desde el libro de Levítico al libro de Números, lo cual revela la preparación e instrucción de Dios a Su pueblo para entrar a la Tierra Prometida de Canaán. La importancia del Libro de Números está indicada por sus continuas referencias que de él se hacen en el Nuevo Testamento. El Espíritu Santo llama especialmente la atención a Números en 1 Corintios 10:1-12. Las palabras “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, están escritas para amonestarnos a nosotros…” se refieren al pecado de los israelitas y al disgusto de Dios con ellos.

En Romanos 11:22, Pablo habla acerca de “la bondad y la severidad de Dios” que en pocas palabras, es el mensaje de Números. La severidad de Dios es vista en la muerte de la generación rebelde en el desierto, aquellos que nunca entraron en la Tierra Prometida. La bondad de Dios es cumplida en la nueva generación. Dios protegió, preservó y proveyó para esta gente hasta que poseyeron la tierra. Esto nos recuerda la justicia y el amor de Dios, que están siempre en soberana armonía.

Referencias Proféticas: La demanda de Dios por santidad a Su pueblo, está total y finalmente satisfecha en Jesucristo, quien vino a cumplir la ley por nosotros (Mateo 5:17). El concepto del Mesías prometido se extiende por todo el libro. La ordenanza en el capítulo 19 sobre el sacrificio de la vaca alazana “perfecta, en la cual no había falta” prefigura a Cristo, el Cordero de Dios sin mancha o culpa, quien fue sacrificado por nuestros pecados. La imagen de la serpiente de bronce levantada sobre una asta para otorgar la curación física (capítulo 21) también prefigura a Cristo siendo levantado, ya sea en la cruz o en el ministerio de la Palabra, para que cualquiera que lo mire por la fe, puede obtener la salud espiritual.

En el capítulo 24, el cuarto oráculo de Balaam, habla de la estrella y del cetro que se levantará de Jacob. Aquí está una profecía de Cristo quien es llamado “la estrella de la mañana” en Apocalipsis 22:16 por Su gloria, brillantez y resplandor, y por la luz que de Él procede. Él también puede ser llamado un cetro, esto es, el portador del cetro, por su realeza. Él no solo tiene el nombre de rey, sino que tiene un reino, y gobierna con un cetro de gracia, misericordia y justicia.

Aplicación Práctica: Del Libro de Números se desprende un gran tema teológico desarrollado en el Nuevo Testamento; y es que el pecado y la incredulidad, especialmente la rebelión, acarrea el juicio de Dios. I Corintios capítulo 10 específicamente lo dice – y Hebreos 3:7 a 4:13 lo implica fuertemente – estos eventos fueron escritos como ejemplo para que los creyentes observen y los eviten. No debemos “poner nuestro corazón en cosas malas” (v.6), o ser sexualmente inmorales (v.8), o poner a Dios a prueba (v.9) o quejarnos y murmurar (v.10).

Así como los israelitas vagaron en el desierto por 40 años a causa de su rebelión, así también algunas veces Dios permite que vaguemos lejos de Él y suframos la soledad y falta de bendiciones cuando nos rebelamos contra Él. Pero Dios es fiel y justo, y así como Él restauró a los israelitas a su legítimo lugar en Su corazón; Él siempre restaurará a los cristianos al lugar de bendición e íntima comunión con Él si nos arrepentimos y regresamos a Él (1 Juan 1:9).

Libro de Deuteronomio


Autor: Moisés escribió el Libro de Deuteronomio, el cual es de hecho una colección de sus sermones a Israel, justo antes de que cruzaran el Jordán. “Estas son las palabras que habló Moisés” (1:1). Alguien más (probablemente Josué) pudo haber escrito el último capítulo. Deuteronomio significa «repetición de la ley».

Fecha de su Escritura: Estos sermones se produjeron durante el período de los 40 días previos a la entrada de Israel a la Tierra Prometida. El primer sermón fue pronunciado en el primer día del onceavo mes (1:3), y los israelitas cruzaron el Jordán 70 días después, en el día décimo del primer mes (Josué 4:19). Restando los 30 días de duelo después la muerte de Moisés, (Deuteronomio 34:8), tenemos los restantes 40 días. El año era el 1410 a.C.

Propósito de la Escritura: Una nueva generación de israelitas estaba por entrar a la Tierra Prometida. Esta multitud no había experimentado el milagro del Mar Rojo o escuchado la ley dada en el Sinaí, y ellos estaban a punto de entrar a una nueva tierra que ofrecía muchos peligros y tentaciones. El libro de Deuteronomio les fue dado para recordarles la ley y el poder de Dios.

Son las palabras que Dios, por medio de Moisés, destinó a Israel antes de que entrara en la tierra prometida, sin haber aún atravesado el Jordán. Examina fielmente su historia, mostrando todo en la luz de la propia gloria de Dios. En esa historia, muestra la aprobación de Dios por sus actos de obediencia y la desaprobación divina a causa de su falta de fe y de su desobediencia. También menciona la maravillosa gracia, la paciencia y la sabiduría de Dios en los caminos de Su gobierno para con los israelitas. Así deben recordar que Dios los ha conducido durante todo el camino. Lejos de exaltarlos, Él los humilló y los puso a prueba en cuanto a si serían obedientes o no. Permitió que tuvieran hambre, y los alimentó con maná a fin de que aprendieran a confiar en Él y en su verdadera y suficiente Palabra.

Versos Clave: “No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordene.” (Deuteronomio 4:2)

“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.” (Deuteronomio 6:4-7)

“Te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos” (Deuteronomio 8:2).

“Y les dijo: Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley. Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y por medio de esta ley haréis prolongar vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.” (Deuteronomio 32:46-47)

Breve Resumen: A los israelitas les es ordenado recordar cuatro cosas: La fidelidad de Dios, la santidad de Dios, las bendiciones de Dios, y las advertencias de Dios. Los primeros tres capítulos resumen el viaje de Egipto a su ubicación actual, Moab. El capítulo 4 es un llamado a la obediencia, para ser fieles al Dios que fue Fiel con ellos.

Los capítulos del 5 al 26 son una repetición de la ley. Los Diez Mandamientos, las leyes concernientes a los sacrificios y días especiales, y el resto de la ley es dada a la nueva generación. Se prometen bendiciones para aquellos que obedezcan (5:29; 6:17-19; 11:13.15), y el hambre es prometida para aquellos que quebranten la ley (11:16-17)

El tema de las bendiciones y las maldiciones continúa en los capítulos 27-30. Esta porción del libro termina con una clara elección presentada ante Israel: “os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición;….” El deseo de Dios para Su pueblo se encuentra en lo que Él recomienda: “…escoge, pues, la vida” (30:19).

En los capítulos finales, Moisés exhorta al pueblo; comisiona a su sucesor Josué; escribe un cántico; y da la bendición final a cada una de las tribus de Israel. El capítulo 34 relata las circunstancias de la muerte de Moisés. Él subió al monte Pisga, desde donde el Señor le mostró la Tierra Prometida a la cual él no entraría. A los 120 años de edad, pero aún con una buena visión y con el vigor de su juventud, Moisés murió en la presencia del Señor. El libro de Deuteronomio termina con un corto obituario sobre este gran profeta.

Referencias Proféticas: Muchos temas del Nuevo Testamento se encuentran presentes en el libro de Deuteronomio. El primero entre ellos es la necesidad de guardar perfectamente la Ley Mosaica y la imposibilidad de lograrlo. Los interminables sacrificios necesarios para la expiación de los pecados del pueblo – quienes consistentemente transgredían la Ley – encontraría su cumplimiento en el último y “definitivo” sacrificio de Cristo (Hebreos 10:10). Debido a Su obra de expiación en la cruz, ya no necesitaríamos más sacrificios por el pecado.

La elección de Dios por los israelitas como Su pueblo especial, prefigura Su elección de aquellos que creerían en Cristo (1 Pedro 2:9). En Deuteronomio 18:15-19, Moisés profetiza la llegada de otro profeta – el último Profeta que había de venir y quien es El Mesías. Al igual que Moisés, Él recibiría y predicaría la revelación divina, y guiaría a Su pueblo (Juan 6:14; 7:40)

Aplicación Práctica: El libro de Deuteronomio subraya la importancia de la Palabra de Dios. Es una parte vital de nuestras vidas. Aunque ya no estamos bajo la ley del Antiguo Testamento, aún somos responsables de sujetarnos a la voluntad de Dios en nuestras vidas. La simple obediencia trae bendición, y el pecado acarrea sus propias consecuencias.

Ninguno de nosotros está “por sobre la ley.” Aún Moisés, el líder y profeta elegido por Dios, necesitaba obedecer. La razón por la que no se le permitió entrar a la Tierra Prometida, fue porque desobedeció el claro mandato del Señor (Números 20:12).

Durante el tiempo de Su tentación en el desierto, Jesús citó tres veces el libro de Deuteronomio (Mateo 4). Al hacerlo, Jesús nos ilustró la necesidad de guardar la Palabra de Dios en nuestros corazones, para que no pequemos contra Él (Salmo 119:11).

Al igual que Israel recordaba la fidelidad de Dios, también debemos hacerlo nosotros. El paso a través del Mar Rojo, Su santa presencia en el Sinaí, y la bendición del maná en el desierto, debe ser también de ánimo para nosotros. Una buena manera de seguir adelante, es tomarnos un momento y mirar hacia atrás para ver lo que Dios ha hecho.

También tenemos el hermoso cuadro en Deuteronomio de un Dios amoroso, Quien desea una relación con Sus hijos. El Señor nombra el amor como la razón por la que Él sacó a Israel de Egipto “con mano poderosa” y los redimió (Deuteronomio 7:7-9). ¡Que cosa tan maravillosa es estar libres de la esclavitud del pecado y ser amados por un Dios todopoderoso!

El libro también destaca e insiste en la responsabilidad que tenía Israel de hacer diligentemente la voluntad de Dios y de rendirle cuentas. En esto, nos hace pensar en el tribunal de Cristo. Puesto que este libro abunda en detalles, nos recuerda que los detalles de nuestras vidas son mucho más importantes de lo que nos gustaría pensar. Serán examinados con mucha atención cuando comparezcamos ante el Señor en aquel día.

Libro de Josué


Autor: El Libro de Josué no nombra explícitamente a su autor. Es muy probable que Josué hijo de Nun, el sucesor de Moisés como líder sobre Israel, escribiera gran parte de este libro. La última parte del libro fue escrito por al menos una persona después de la muerte de Josué. También es posible que varias secciones fueran editadas, compiladas después de la muerte de Josué.

Josué significa «Jehová-Salvador». Corresponde al nombre de Jesús en lengua griega. 

Fecha de su Escritura: El Libro de Josué fue escrito probablemente entre el 1400 y 1370 a.C.

Propósito de la Escritura: El Libro de Josué proporciona una descripción general de las campañas militares para conquistar el área de la tierra que Dios había prometido. Después del éxodo de Egipto y los subsecuentes cuarenta años de vagar por el desierto, la recién formada nación está ahora lista para entrar en la Tierra Prometida, conquistar a los habitantes y ocupar el territorio. La descripción que tenemos aquí, nos da abreviados y selectos detalles de muchas de las batallas, así como la manera en la tierra fue conquistada, y la forma en que fue dividida en áreas tribales.

Versos Clave: “Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” (Josué 1:6-9).

“Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.” (Josué 24:14-15).

Breve Resumen: El Libro de Josué continúa la historia de los israelitas después de su éxodo desde Egipto. El libro narra los aproximadamente 20 años del liderazgo de la gente por Josué, después de que Moisés lo ungiera al final de Deuteronomio. Las divisiones de los veinticuatro capítulos del Libro de Josué pueden resumirse de la siguiente manera.

Capítulos 1-12: La entrada y conquista de la Tierra Prometida.
Capítulos 13-22: Instrucciones para distribuir las porciones de la Tierra Prometida.
Capítulos 23-24: Discurso de despedida de Josué

Referencias Proféticas: La historia de Rahab la ramera y su gran fe en el Dios de los israelitas, le da un lugar junto a aquellos honrados por su fe en Hebreos 11:31. La suya es una historia de la gracia de Dios hacia los pecadores y la salvación por gracia solamente. Pero aún más importante, es el hecho de que por la gracia de Dios, ella llegó a formar parte de la línea Mesiánica (Mateo 1:15).

Uno de los rituales ceremoniales de Josué 5, encuentra su perfecto cumplimiento en el Nuevo Testamento. Los versos 1-9 describen el mandamiento de Dios de que aquellos que nacieron en el desierto fueran circuncidados cuando entraran a la Tierra Prometida. Al hacerlo, Dios “quitó el oprobio de Egipto” de ellos, significando que Él los limpiaba de los pecados de su vida anterior. Colosenses 2:10-12 describe a los creyentes como siendo circuncidados en sus corazones por Cristo Mismo, por quien hemos quitado la naturaleza de pecado de nuestras vidas anteriores sin Cristo.

Dios estableció ciudades de refugio para que aquellos que hubieran matado accidentalmente a alguien, pudieran vivir ahí sin temor a la retribución. Cristo es nuestro refugio a quien “hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros” (Hebreos 6:18).

El Libro de Josué contiene un predominante tema teológico del reposo. Los israelitas, después de vagar por el desierto 40 años, finalmente entraron al reposo que Dios había preparado para ellos en la tierra de Canaán. El escritor de Hebreos utiliza este incidente como una advertencia para que nosotros no permitamos que la incredulidad nos impida entrar en el reposo de Dios en Cristo (Hebreos 3:7-12).

Aplicación Práctica: Uno de los versos clave del Libro de Josué es el 1:8 “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito.” El Antiguo Testamento está repleto con historias de cómo la gente “se olvidó” de Dios y Su Palabra y sufrió terribles consecuencias. Para el cristiano, la Palabra de Dios es vital. Si la descuidamos, nuestra vida sufrirá las consecuencias. Pero si adoptamos de corazón el principio expresado en el verso 1:8, estaremos completos y preparados para ser usados en el reino de Dios (2 Timoteo 3:16-17), y encontraremos que las promesas de Dios en Josué 1:8-9 serán también nuestras.

Josué es un perfecto ejemplo de los beneficios de un valioso tutor. Por años él permaneció junto a Moisés. Él observó a Moisés mientras seguía a Dios de una manera casi perfecta. Él aprendió de Moisés a orar de una manera personal. Aprendió cómo obedecer a través del ejemplo de Moisés. Aparentemente Josué también aprendió del ejemplo negativo que le costó a Moisés el gozo de haber entrado en la Tierra Prometida. Si estás vivo, tu eres un tutor. Alguien, en alguna parte, te está observando. Alguna persona más joven o alguien a quien estás influenciando, está viendo cómo vives y como reaccionas. Alguien está aprendiendo de ti. Alguien seguirá tu ejemplo. La tutoría es mucho más que las palabras pronunciadas por un mentor. Su vida entera está en un escaparate.
Este libro se puede comparar con la epístola a los Efesios en el Nuevo Testamento. La tierra de Canaán nos habla de los “lugares celestiales”, la presente esfera de bendición en la cual los creyentes son introducidos “en Cristo”. Nuestras bendiciones están en los lugares celestiales (Efesios 1:3); nuestra posición está allí (2:6); y nuestra lucha también está allí (6:12). Para tomar posesión de nuestros bienes espirituales, debemos vestirnos de “toda la armadura de Dios”, con la cual podemos resistir y derrotar a las huestes de Satanás, quienes quieren impedir nuestro gozo que es verdaderamente nuestro. Por consiguiente, debemos meditar la Palabra de Dios “de día y de noche” (Josué 1:8).

Josué es una figura de “Cristo en nosotros” (Colosenses 1:27), es decir, en todos los creyentes, que nos hace victoriosos sobre todo el poder del enemigo. ¡Ojalá que, por medio de la fe, nuestros pies recorran esa buena tierra y que la hagamos verdaderamente nuestra!


Canción Glorificate_Miel San Marcos

Libro de Jueces


Autor: El Libro de Jueces no especifica el nombre de su autor. La tradición es que el profeta Samuel fue el autor de Jueces. La evidencia interna indica que el autor de Jueces vivió poco después del período de los Jueces. Samuel se ajusta a estas características.

Fecha de su Escritura: El Libro de Jueces probablemente fue escrito entre el 1045 y el 1000 a.C.

Propósito de la Escritura: El Libro de Jueces puede ser dividido en dos secciones: 1) Capítulos 1-16, donde se relatan las guerras de liberación comenzando con la derrota de los cananeos a manos de los israelitas y terminando con la derrota de los filisteos y la muerte de Sansón; 2) Capítulos 17-21 conocidos como un apéndice y sin relación con los capítulos previos. Estos capítulos son indicados como un tiempo “cuando no había rey en Israel (Jueces 17:6; 18:1; 19:1; 21:25).” Originalmente, el libro de Rut formaba parte del Libro de Jueces, pero en el 450 d.C. fue separado para convertirse en un libro independiente.

Versos Clave: “Y Jehová levantó jueces que los librasen de mano de los que les despojaban; pero tampoco oyeron a sus jueces, sino que fueron tras dioses ajenos, a los cuales adoraron; se apartaron pronto del camino en que anduvieron sus padres obedeciendo a los mandamientos de Jehová; ellos no hicieron así.

Y cuando Jehová les levantaba jueces, Jehová estaba con el juez, y los libraba de mano de los enemigos todo el tiempo de aquel juez; porque Jehová era movido a misericordia por sus gemidos a causa de los que los oprimían y afligían. Mas acontecía que al morir el juez, ellos volvían atrás, y se corrompían más que sus padres, siguiendo a dioses ajenos para servirles, e inclinándose delante de ellos; y no se apartaban de sus obras, ni de su obstinado camino.” (Jueces 2:16-19)

“Y los hijos de Israel respondieron a Jehová: Hemos pecado; haz tú con nosotros como bien te parezca; sólo te rogamos que nos libres en este día.” (Jueces 10:15)

“En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.” (Jueces 21:25).

Breve Resumen: El Libro de Jueces es una trágica narración de cómo Yahvé [Dios] fue subestimado por Sus hijos año tras año, siglo tras siglo. Jueces es un triste contraste con el libro de Josué, que narra las bendiciones que Dios otorgó a los israelitas por su obediencia a Dios al conquistar la tierra. En Jueces, ellos fueron desobedientes e idólatras, lo que los condujo a sus muchas derrotas. Sin embargo, Dios nunca dejó de abrir Sus brazos en amor a Su pueblo, cada vez que se arrepentían de sus malvados caminos e invocaban Su nombre. (Jueces 2:18). A través de 15 jueces de Israel, Dios honró Su promesa a Abraham de proteger y bendecir a sus descendientes (Génesis 12:2-3).

Después de la muerte de Josué y sus contemporáneos, los israelitas se volvieron a servir a Baal y Astarot. Dios permitía que los israelitas sufrieran las consecuencias de su adoración a falsos dioses. Era entonces cuando el pueblo de Dios imploraba a Yahvé por Su ayuda. Dios envió jueces a Sus hijos, para que los guiaran en una vida recta. Pero vez tras vez, ellos le daban la espalda a Dios y se volvían a sus vidas de maldad. Sin embargo, guardando Su parte del pacto con Abraham, Dios salvó a Su pueblo de sus opresores a lo largo de los 480 años del Libro de Jueces.

Probablemente el más notable fue el 12º juez, Sansón, quien llegó a dirigir a los israelitas después de 40 años de cautividad bajo el gobierno de los despiadados filisteos. Sansón condujo al pueblo de Dios a la victoria sobre los filisteos, donde él perdió su propia vida después de 20 años de ser juez sobre Israel.

Referencias Proféticas: El anuncio a la madre de Sansón de que ella daría a luz a un hijo que guiaría a Israel, es una figura de la anunciación a María sobre el nacimiento del Mesías. Dios envió a Su Ángel a ambas mujeres y les dijo que ellas “concebirían y darían a luz a un hijo” (Lucas 13:3; Lucas 1:31) quien guiaría al pueblo de Dios.

La compasiva liberación de Dios a Su pueblo, a pesar de su pecado y de haberlo rechazado, presenta una ilustración de Cristo en la cruz. Jesús murió para liberar a Su pueblo – a todo aquel que cree en Él – de sus pecados. Aunque la mayor parte de los que lo siguieron durante Su ministerio, eventualmente se alejarían y lo rechazarían, Él aún permaneció fiel a Su promesa y fue a la cruz a morir por nosotros.

Aplicación Práctica: La desobediencia siempre atrae el juicio. Los israelitas presentan un ejemplo perfecto de lo que no debemos hacer. En lugar de aprender de la experiencia de que Dios siempre castigará la rebelión contra Él, ellos continuaron desobedeciendo y sufriendo el desagrado y la disciplina de Dios. Si continuamos en desobediencia, atraeremos la disciplina de Dios, no porque Él disfrute nuestro sufrimiento, sino “… porque el Señor al que ama disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.” (Hebreos 12:6).

El libro de Jueces es un testamento de la fidelidad de Dios. Aún “Si fuéremos infieles, Él permanece fiel” (2 Timoteo 2:13). Aunque fuéremos infieles a Él, como lo fueron los israelitas, aún Él es fiel para salvarnos y preservarnos (1 Tesalonicenses 5:24), y perdonarnos cuando buscamos ser perdonados (1 Juan 1:9). “el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.” (1 Corintios 1:8-9).